Es simplemente despiste

Ja!. Caretas fuera. Yo fui "leñero", muy fan de Leño alla por mis inicios como aficionado al rock. Año 81, por poner una fecha. 13 años, con granos y gafotas, pero ni siquiera un adolescente como dios manda.
Así que ya podéis imaginar cómo me ha sentado la edición de "Vivo '83", un directo del trio que permanecía inédito. Nunca han faltado en casa cuando tocaba viruta, cuando apetecía hacer un poco el cabra y darle al "air- guitar". Y así ando estos días, berreando a pleno pulmón en el coche aquello de "y tú desde muy crío te saliste del renglón", y subiendo el volumen del equipo -para pasmo de mi compañera- cada vez que toca ponerlo en casa. Todo para constatar lo bien que ha envejecido esto, no digamos nada si lo comparamos con todo aquello procedente de la tan publicitada "movida" madrileña, un gran timo del rock and roll -uno más- del que muy poca cosa puedo salvar.
Es curioso lo mal que le ha ido al llamado rock "urbano" desde entonces: Prácticamente ninguna banda ha surgido con un mínimo de entidad, si la medimos en términos de dignidad. Que no provocara rechifla, vamos. Leño siguen lejos de cualquiera de los que han tratado de ocupar su terreno.
En otro orden de cosas, reflexiono lo que han cambiado las cosas desde entonces. Nosotros tuvimos muy mala suerte, ahora que lo pienso: Pudimos enganchar con el rock desde nuestra inocencia, viviéndolo con total desenvoltura y sin fachadas ni poses. No teníamos más que un par de revistas que leídas hoy provocan cierta vergüenza ajena, unas cintas vírgenes para intercambiar con los amigos y todo un mundo simplemente limitado por nuestra imaginación, por lo que pensábamos que había tras esos discos y grupos míticos, que hacían de la vida algo mucho más excitante y diferente. No parábamos hasta conseguir lo que nos faltaba, metíamos horas como posesos en la soledad de nuestro cuarto para desentrañar todas las claves, para rebuscar en las biografías, en las conexiones entre los protagonistas. Fuimos dando saltos, incautos pero siempre con red: Desde AC/DC, Ramones y Leño hacia los clásicos de los 70. La Creedence, Led Zep, Stones. Dylan, los Beatles, el pop de los sesenta, el rock californiano, los cantautores y la new-wave. El rock americano de los 80, el garaje-punk. Ahora sí que tienen suerte los chavales. Han escuchado un puñado de mp3 de esas bandas que les han dicho que tiener que oir y hala, ya saben latín. Controlan. Vienen a tu casa y te sueltan todo serios que Flaming Lips son la puta bomba, que Mercury Rev han hecho otra obra maestra y que Manta Ray son lo más.
Debe de ser que nosotros éramos más tontos.