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17 septiembre, 2006

Levon



Mentar a Levon Helm sin ponerse uno de pie debiera de estar penalizado con algún tipo de severa penitencia. Así, si el lector es fan de The Band -y si no también, qué leches- quiero pensar que habrá bastado que se cargara la página y apareciera en pantalla para saludarle con un respingo de satisfacción.

Que Levon Helm es mucho, sí. Uno de los mejores baterías de la historia del rock, y encima un cantante acojonante. No tengo especiales noticias que dar sobre el interfecto, pero el caso es que ayer disfruté mucho de su pequeño pero impactante papel en la película "Los Tres Entierros de Melquiades Estrada" de Tommy Lee Jones, una guapa "horse-road-movie" un tanto crepuscular, llena de sudor, desierto, country y tex-mex. Era la oportunidad para rendirle aquí mis respetos.

Aprovecho igualmente para comentar un cd relativamente reciente, su cuarto disco en solitario, de título homónimo y aparecido originalmente en 1982. Se editó no hace mucho en U.S.A., por vez primera en formato digital, y es por tanto fácilmente conseguible. El cd trae notas de Paul Williams (el fundador de la revista "Crawdaddy", un importantísimo escritor del rock) y contiene un buen disco de música tradicional norteamericana sin trampa ni cartón. Algo de rock, pizcas de r&b, versiones de clásicos de la Tamla (como "Money") ... Todo registrado en los Muscle Shoals Sound Studios de Alabama. "Levon Helm" está disponible en el sello EMI. Una buena forma de empezar con él, siempre y cuando profundizar en el arrebatador legado de su banda, The Band, LA BANDA, suponga demasiado esfuerzo para el neófito.

06 septiembre, 2006

Magín Blanco


Leo la entrevista que Ruta 66 hace a Magín Blanco coincidiendo con el enganche brutal que tengo a su nuevo disco. Me lo hizo llegar ya hace unos meses Carlos Rego -de Burgas Beat, una vez más aprovecho para colar por mis escritos y a modo de reivindicación a esta gran banda de canciones- y lo cierto es que no le pude prestar mucha atención. Mucho trabajo, una temporada difícil, y quedó en el montón de discos que se acumulan para mejor ocasión.

A "Ella...", el nuevo de Magín, le ha llegado el turno este verano. Está saliendo a escucha diaria, si no a más, y desde luego no tiene pinta de que vaya a ser archivado a corto plazo. Y creo que lo que más me ha gustado es que es un disco que rezuma naturalidad. Que parece hecho (creo que lo está) sin prestar ni un gramo de atención a lo que ocurre por ahí fuera. Con influencias, claro, pero sin concesiones. No debe de resultar tan sencillo esto.

Y las guitarras, cómo suenan. Dan ganas de vender la propia. Las letras sorprenderán seguro, a veces por sus hallazgos, otras por lo poco convencional y por fin por naif y hasta un poco diría si no infantiles, sí como de otro tiempo. Son muy buenas canciones, en definitiva, que gustarán a todos los que disfruten del rock americano y de los medios tiempos. De los discos hechos para durar. "Built to last", como el tema del "Into the great wide open".

Me gusta, por cierto, la apuesta que hace Magín en la mencionada entrevista de Ruta 66 por "ver la historia del pop con perspectiva". Algo que siempre he defendido, y que me parece que muchos de lo que de vez en cuando pasáis por aquí suscribís al cien por cien. Y también, por chulas y sorprendentes, las pequeñas (quizá no tanto), intervenciones que en el disco tienen tanto Gloria Van Aersen como Nancho Novo. Como si estuviéramos ante uno de esos duetos que montan a los artistas tope fashion del pop estatal, pero justo al revés.

Mando un abrazo fuerte a mis amigos gallegos como Carlos o Magín, entre otros, a quienes veo poco y con quienes al menos antes coincidía de año en año en el Felipop. Espero que pronto podamos romper la racha.

03 septiembre, 2006

Gran Azkena 2006


Aparte de que me lo he pasado de puta madre y eso siempre ayuda, debo decir que en lo esrictamente musical he disfrutado mucho de esta edición del Azkena Rock. Ha habido grandes conciertos, y ninguno de los grupos a los que quería ver (salvo quizá Bottle Rockets, muy buenos pero un poco fríos para mi gusto) me ha decepcionado.
De todo lo que ví (que no fue todo el programa) me quedo sin duda con los bolos de Green on Red, Waterboys, Redd Kross y Marah. Green on Red hicieron para mi gusto el mejor concierto del festival. Ya me gustaban, y mucho, pero sinceramente no esperaba la puesta al día que hicieron de su sonido original, anestesiado por las típicas producciones de mediados de los ochenta. Muchos grupos de americana de ahora mismo no les llegan a la suela de los zapatos, con ese guitarrista superdotado que es Chuck Prophet, los teclados del talentoso Chris Cacavas o esa voz, esa presencia del gran Dan Stuart. Mucho ambiente y mucho Crazy Horse. Fue quizá lo más cerca que vamos a estar del verdadero espíritu Crazy Horse.
Mike Scott se metió a la gente en el bolsillo. Casi a pecho descubierto, tirando adelante un exigentísimo show con su voz y un repertorio majestuoso, pudo ser para algunos la sorpresa del Azkena. No para mí porque esperaba algo grande de Waterboys, aunque reconozco que me agradó su apuesta valiente por un concierto de pequeño formato y sin batería.
Redd Kross estuvieron de la bomba. Increíble que llevaran tanto tiempo sin tocar, ¿quién lo diría?. Una apisonadora eléctrica, actitud 100% rockera y entregada, super eléctricos y con ese repertorio... Imbatibles. No hicieron "Dumb Angel", pero debo perdonarles :-). Creo que les veremos en gira por salas, así que habrá oportunidad de disfrutar de nuevo.
Por fin Marah. Tocaron a la peor hora, a las 5 de la tarde y bajo un sol de justicia. Desde luego la banda se merecía otro papel -mucho más protagonista- en el reparto. Un lugar que reflejara sus méritos (ya más que demostrados tanto en disco como en directo) y que de paso dejara claro que son una apuesta real del festi, y no un simple nombre del que presumir en el cartel. Me encantaron, ciertamente. Espero que vuelvan a España pronto.

Hubo más cosas chulas, aunque me quedo con lo de arriba. También con los encuentros entrañables con un montón de amigos y conocidos, con algunas tradiciones que van camino de consolidarse (como las comidas con unos y con otros: ¿Qué sería de los festivales sin las pantagruélicas jamadas?) y con que, un año más, a pesar del destrozo interior -y del que sólo me doy cuenta a la vuelta- no se pasan las ganas de rock. Esto lleva camino de ser irreversible.


Por cierto, a Dave Bielanko me lo encontré, literalmente, en la calle. Arriba está la prueba.