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20 febrero, 2007

Ojo clínico (1): Wiretree

Tras quince años escribiendo sobre rock o predicando por la radio, últimamente me ha dado por pensar que lo que más satisfacción me ha proporcionado -mucho más que conocer a tal o cual, recibir algo de material promocional, sacar (ejem) algo de pasta de todo ello o entrar a algunos conciertos por la cara- ha sido apostar. Postular en favor de bandas o artistas que de alguna manera te llegan, sabes que en tu entorno no son muy conocidas y tratar, a partir de ahí, de dar lo mejor de tí para transmitir a los lectores que deben creerte, confiar en tu criterio y hacerse con el disco.

Ver luego que otra gente conecta, que en directo aquel grupo responde a las expectativas que en tí generaron en aquellas primeras escuchas o que con los años son capaces de desarror una carrera respetable te llena de satisfacción. O al menos a mí, que debo de ser un romántico de este invento. Bronco Bullfrog, Alan Tyler, Bryan Estepa... son ejemplos que me vienen a bote pronto. Ahí te das cuenta de que, después de escribir centenares de reseñas, el trabajo sirve para algo.

Mi siguiente apuesta personal es Wiretree, proyecto al que tengo desde hace semanas -en concreto, desde que recibí su disco- en lugar preferente de mi myspace, rodeado de gente a la que aprecio mucho en lo personal y/o en lo musical. Fácil es por tanto concluir que lo suyo me tiene bastante pillado. Wiretree es en realidad Kevin Peroni, un músico de Austin, Texas. Un talento desbordante capaz de componer y producir en el estudio doméstico de su habitación un ejemplar trabajo de pop contemporáneo a la altura -en realidad muy por encima- de cualquiera de esos que pueblan las páginas habituales. Aparte, y estas cosas a mi me flipan, Peroni toca todo lo que suena. Guitarra, bajo, batería, harmónica y teclado. También programa. De no ser por alguna ligera intervención de otro músico llamado Mark Hallam, "Bouldin" (Cobaltworks, 2007) sería unos de esos discos grandiosos hechos por un solo hombre.

Jason Falkner o Brendan Benson "outta-Raconteurs" son referencias que vienen a la mente de forma instantánea, aunque cierto es que Wiretree, también puro y trabajadísimo pop, transita territorios menos grandilocuentes que el primero y se la juega más que el segundo, tan bueno a la hora de definir canciones ortodoxas. Los La's, Beatles o Sparklehorse son otras influencias fácilmente reconocibles e imagino que reconocidas.

Descubrí a Wiretree hace unos meses gracias a un estupendo blog norteamericano llamado "Absolute Powerpop", que se prodigaba en elogios hacia su primer trabajo, un mini cd de 4 temas editado hace un par de años. Ciertamente me impactó, pero esperaba a escuchar más material para posicionarme a tope. Ahora, con su primer largo, lo tengo claro. Discazo del mejor pop, sin ataduras, imaginativo y embriagador. No puedo quitarlo, lo escucho todos los días, y raro es que no vuelva sobre alguna canción. Un talento que no puede pasar desapercibido ni para los veteranos consumidores de pop ni para todos aquellos que ahora siguen a grupos como Long Winters o The Shins.

En su página se puede comprar el cd,

http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=23410534

también disponible en cdbaby, web en la que también se puede adquirir su primer Ep,

http://cdbaby.com/cd/wiretree2
http://www.cdbaby.com/cd/wiretree

Poco más. Haced por favor por escucharlo. Si usualmente pasáis por aquí, o me leeis con cierto agrado en otros medios, creo muy poco probable que Wiretree no os atrape. Yo ya le he reservado plaza en el top del 2007, así, con suficiencia y muchos meses por delante.
Quedo a la espera de vuestras impresiones, ¿ok?

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18 febrero, 2007

Una buena colección (4) - "Cabretta"

Qué grande la primera etapa de Mink Deville. Y no se me ocurre mejor ejemplo para demostrarlo que recurrir a su primer disco, uno de esos clásicos que todo el mundo aprecia cuando sale a la palestra, pero que casi nadie nombra cuando se trata de recopilar los mejores de aquel momento. Gran injusticia ésta. Y también, salvo error u omisión por mi parte, que no esté disponible en cd más que en ediciones cutres.

Originalmente editado por Capitol en el año 1977, el disco -muy bien recibido por la crítica pero con escaso eco comercial- aglutina el montón de influencias que entonces marcaban distancia entre Mink Deville y el resto de bandas neoyorkinas de punk y new-wave que rulaban por la escena del CBGB's: El pop de la era Brill Building ("Little Girl" de Greenwich, Barry y Phil Spector), los ecos latinos bien entendidos ("Spanish Stroll"), pop chuleta (el "Cadillac Walk" de Moon Martin) y sonidos afilados inequívocamente rock ("She's so Tough", "One Way Street"). Música emocional y emotiva, que surgía de las entrañas de una banda en estado de gracia, y llegaba envuelta en intachable actitud y un romanticismo muy difícil de encontrar en los grupos de rock. "Mixed Up, Shook Up Girl", el gran tema del disco, preciosa balada que roza el soul, deja todo claro. Pura autenticidad.

Quisiera reivindicar aquí -lo mismo que hizo hace mil años Sabino Mendez, en un espectacular artículo para la revista Ruta 66- la guitarra de Louie X. Erlanger, sobresaliente y con mucha clase. Y el trabajo vocal de The Immortals. Para el final, "but not least", la producción del gran Jack Nitzsche, gracias al cual -repasando estos días algunos de sus trabajos- he recuperado este discazo magistral. En buena hora.