El "Mick Rock de Sopelana"
 Anda mi amigo Borja Hortelano un poco mosqueado. Le entran en el fotolog y le dejan mensajes desagradables. Sin dar la cara, claro. Es lo que tiene internet, esa herramienta tan democrática en la que cualquiera puede entrar y pontificar como si fuera autoridad en la materia. Ese instrumento tan progresista y avanzado que permite el insulto, la descalificación gratuita y la falta de respeto, todo ello amparado por la intimidad del hogar.
Anda mi amigo Borja Hortelano un poco mosqueado. Le entran en el fotolog y le dejan mensajes desagradables. Sin dar la cara, claro. Es lo que tiene internet, esa herramienta tan democrática en la que cualquiera puede entrar y pontificar como si fuera autoridad en la materia. Ese instrumento tan progresista y avanzado que permite el insulto, la descalificación gratuita y la falta de respeto, todo ello amparado por la intimidad del hogar. En fin. Así tendrá que ser. Conocí a Borja en una circunstancia curiosa, allá cuando los Hellacopters acababan de editar el "Grande Rock". Desde entonces me las ha liado cojonudas. Ha metido la pata conmigo decenas de veces, ha desaprovechado cientos de ocasiones para callarse la boca. Pero, a pesar de todo, se ha ganado mi cariño. Y a día de hoy está entre mis amigos.
Nos hemos reído con los miles de aventuras (reales o inventadas, qué más da) acaecidas en su pueblo, Sopelana. Con sus historias familiares (la boda de "la" hermana, el nacimiento de su sobrina, el marmitako de la amatxo, el restaurante de los aitas de Joane Somarriba, ¡¡¡¡¡la estatua de Angus Young!!!!...) y sus anécdotas mutantes. Pero allí está el hombre, superviviente en un mundo en el que las bajas cada vez se notan más, siempre disfrutando y disparando fotos, en cualquier bolo en el que se respire un poco de rock. Y me alegro que así sea, ostias.
La foto adjunta es suya. Es Imanol, de Chico Boom. Borja no siempre acierta con el obturador, pero de vez en cuando -cada vez con más frecuencia- consigue fotos brutales de buenas. Yo tengo algunas colgadas en casa, las disfruto mogollón y me encanta que me regale alguna de vez en cuando. Es lo que tiene tener amigos, que a veces se acuerdan de ti, te hacen un regalo... Y mola. Asi que ya sabes, si tú eres el meapilas que se dedica a tocarle los cojones, déjame aquí en el blog una muestra de tu imbecilidad. Será divertido leerla.
 
					 
					

